sábado, 18 de abril de 2009

PRESENTACIÓN DE LOS CONCEPTOS DE MASA, ELOGIO Y PODER EN EL TEXTO “LA CAVERNA” DE JOSÉ SARAMAGO


La lógica del poder, la masa, el elogio o el reproche, tienen su fuente de evidencia en los grupos poblacionales que pertenecen a un sistema en específico, ya sea político, económico, social o cultural. Todos estos elementos, llenos de un protagonismo sin igual, cobran fuerza en la medida en que se presentan las diferentes manifestaciones de la cotidianidad y del diario vivir. En la obra de José Saramago, estos papeles juegan un papel fundamental para explicar como la sociedad está llena de realidades, en donde el más débil pierde si no sabe aprovechar bien las oportunidades que se pueden presentar durante su existencia. El concepto de masa en la historia, identifica aquel grupo poblacional, como bien lo enunciaba el texto, se encuentra establecido por el conjunto de personas que se mueven en el contexto del campo o del cinturón verde, o en la ciudad industrializada. En medio de estos espacios, va transcurriendo la vida del alfarero Cipriano Algor, su hija Marta, su esposo Marcial Gacho, la vecina, Isaura Madruga y el perro Encontrado.

El término poder se centra en la autoridad que merecía el sector comercial de la zona industrial de la ciudad, pues sus respectivas empresas eran las encargadas de liderar la competencia del mercado y del consumo. En la narración, una empresa del sector comercial es quien dirige la demanda de productos de plástico que imita a aquellos artículos que tienen como base prima el barro. Ellos ganan una gran clientela, a gran punto que, la empresa que vendía los artículos de barro, entra en crisis, y cada uno de los empleados, en la mayoría alfareros, se ven afectados por dichas circunstancias, ya que sus productos no serían llamativos para ser vendidos al público general. Según el texto, casi todas las personas anhelan vivir en el Centro, pues
el trabajo de alfarero se torna inútil porque cesa la demanda de la producción, debido a que no hay consumidores suficientes de sus productos. El protagonista, Cipriano Algor, no entiende como las industrias de cerámica y sus robots pueden sustituir a los barros amasados, principal crítica del autor.

El reproche se evidencia cuando la hija del alfarero piensa en una propuesta de trabajo con el barro, para ser llevada a la empresa a la que pertenecían. Se trataba de la fabricación de muñecos, de diversos estilos. Inicialmente, la muestra fue de seis diseños, para que el jefe del departamento de compras, confirmara positivamente el pedido, pero exigiendo 200 muestras de cada diseño. Pronto las esperanzas crecen para la familia de alfareros. Un sueño que tuvo Cipriano, le mostró al protagonista que el yerno, Marcial Gacho, pasó de ser empleado de la empresa a ser guarda residente. Casualmente el jefe del departamento de compras le informa a Marcial que queda cancelada la venta y el pedido de las estatuillas, porque la empresa entra en quiebra, y por otra parte, no atendería a las responsabilidades de la defunción. Cipriano Algor, pensó que su trabajo se tornaba definitivamente inútil, y que la existencia de su persona, dejaba de tener justificación suficiente y medianamente aceptable para la sociedad. Pero al menos, eso era un sueño. Sin embargo, después de algún tiempo, Marcial es ascendido como guarda residencial de la empresa, y debe mudarse al centro con su familia.


Otro criterio de reproche, se evidencia cuando el subjefe del departamento de compras le responde a Cipriano, cuando él le pregunta por lo que ocurre cuando el valor de uso se ubica por encima o por debajo del valor de cambio, que no pretendía explicarle el secreto de la abeja. Con lo anterior, el alfarero llega a la siguiente conclusión: Tal vez el secreto de la abeja, consiste en impulsar en el cliente estímulos y sugestiones suficientes para que los valores de uso se eleven progresivamente en su estimación, paso al que se seguirá en poco tiempo la subida de los valores de cambio, impuesto por la argucia del productor a un comprador al que le fueron retirando poco a poco, sutilmente, las defensas interiores que resultaban de la conciencia de su propia personalidad.

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